LA DIVINA COMEDIA
Dante Alighieri
A la mitad de mi vida
estaba en una ciudad muy oscura,
con baches y muy perdida.
¡Y cómo la vida es de por si tan dura,
esta ciudad en olor tan fuerte,
que mis manos tapan mi nariz con premura!
Es tan amarga como mi suerte :
más, para no quejarme de lo que aquí encontrara
diré que soy algo medio inocente.
Yo no se bien decir cómo allí entrara;
pues mi boleto no pagué ni en reventa
me les colé a los polis de la entrada.
Mas luego, al tentarme al de junto
que se veía re bien desde la otra calle
toda la noche en mi cuarto estuvo,
miré a lo alto, y vi que era en su talle
tiene cara de que nadie lo respeta
y de tanto que hable es mejor que calle.
Fue entonces con la mano por fin quieta,
que en el lago del pecho aún me duraba
la noche, que pasara tanto inquieta.
Y como aquel que con cansadas ansias,
salido ya de mi sexo y hacia arriba,
se vuelve a ver las peligrosas aguas,
un alma más errante fugitiva,
se volvió atrás a remirar el paso
que no dejó jamás persona viva.
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