miércoles, 27 de marzo de 2013

Muro maravilloso

http://www.youtube.com/watch?v=nzjMnXNCOlg

Me gusta ir contra la gente, contra lo que todos me dicen que haga y que no haga, prefiero que me llamen pendejo pero jamás egoísta, me gusta entregarme por lo que quiero, por lo que deseo, por lo que anhelo con toda mi alma.... Me gusta soñar despierto al verte y contemplarte, me gusta despertar y ser la primera persona en el día a la que salude y vea, me gusta preocuparme por tí, por satisfacer parte de tus gustos, por conocerlos y me gusta que te agraden mis guisos y mis atenciones, me gusta conocerte más y más y creo que hasta disfruto a veces sufrir por tí y darme cuenta que haga lo que haga, nunca serás para mí, me gusta luchar por cambiar al mundo porque tú eres mi mundo, mi todo,  me gusta intentar todos los día si no conquistarte por lo menos que aprendas a necesitarme.... Yo no creo que nadie sienta por tí lo que siento ahora, después de todo, tu eres mi muro maravilloso y solo por ti quiero seguir viviendo y seguir luchando aferrado a ti.... siempre a tí....

viernes, 22 de marzo de 2013

Historia de un frigobar ambulante 2

 Me descargaron y me pusieron en un limpio y fresco lugar donde me mantuvieron todo el tiempo conectado lo cual me dio mucho gusto ya que por fin servía para lo que fui hecho. Por primera vez me mantenían alejado del polvo y me mantenían verdaderamente limpio y no como el tipo regordete que me dejaba siempre lleno de polvo y nunca se molestaba en limpiarme. A partir de entonces comencé a resguardar ciertos alimentos como unas bolsas de plástico con tópers que me iba sacando día con día el tipo flaco, algo de leche deslactosada, refrescos de cola y sobretodo de vez en cuando cervezas, muchas cervezas, al parecer era la bebida más consumida en aquella bonita casa de dos pisos en la que me habían puesto y en esa bonita cocina en la que yo era el único objeto de valor. De las cosas que no me gustaban de vivir ahí era el intenso olor a cigarro casi a diario, el desfilar de un montón de personas hombres y mujeres que sobretodo estas últimas iban y se burlaban de mi pequeñez y me hacían una caricia, el flaco tipo era el que más pasaba tiempo conmigo y el único que se quedaba a dormir de lunes a viernes ahí. También muy de vez en cuando el tipo regordete venía a esta casa y se quedaba largo tiempo observándome, ha de ser puto de seguro, se siente mucha impotencia que se queden mirándote y no poder decirle cosas para que no se te claven de esa manera. Iba el muy estúpido y me abría se quedaba observando lo que tenía guardado y se iba, a veces me decía una o dos palabras, todas joterías de su joto lenguaje. En una ocasión recuerdo que el tipo flaco y él estaban en la cocina ahí conmigo preparando algo de cenar cuando de repente el tipo regordete se sintió ofendido por algo y se salió de la casa sin decir nada. El tipo flaco solo se burló de esto pues no podía hacer otra cosa. Ahí estaba siempre cuando llegaban un montón de tipos los fines de semana para enfriarles sus cervezas, sus refrescos o lo que llevaran, nunca me desconectaron en todo este tiempo y una vez después de mucho tiempo, el tipo regordete regresó a la casa, estaba tomando alcohol con el tipo flaco como casi siempre que iba a visitarlo y de repente se pusieron a jugar fútbol ahí en medio de la casa, jugaron por más o menos una hora los dos putos en playerita y luego siguieron chupando hasta que el tipo flaco se cansó y se fue a dormir. El tipo regordete subió detrás de él y unos minutos después bajó todo furioso y agarró el balón de fútbol y empezó a patearlo desesperadamente contra la pared sin importarle los vecinos ni su amigo ni que yo también saliera lastimado en alguno de sus patéticos balonazos, fueron algunos minutos así dando de balonazos contra cualquier cosa que se encontrara a su paso hasta que bajó el tipo flaco todavía más furioso que el regordete y le dio un empujón para arrebatarle el balón y luego decirle que esta era la última vez que pisaba su casa, el tipo regordete siguió llorando abrazado de mí por un buen rato y  yo ni como poder zafarme de ahí. Yo estaba a las divertidas de todas estas joterías. El tipo flaco no había jueves que no llevara a su vieja a la casa, ella también llevaba cosas para que se las enfriara, una tipa enana, toda plana, con una voz horrible y unas quejas lanzadas que escuchaba hasta abajo cada vez que se acostaban. Pronto empezaría a entender porque cada vez que iba a visitarlo el tipo regordete, era pleito seguro. En una ocasión unos tipos que no había visto nunca se metieron sin llave a la casa y empezaron a registrar todo lo que encontraran a su paso. Me miraron de reojo y se comenzaron a preguntar si me llevarían pero dijeron que no tenían como hacerlo. Trajeron de arriba la maleta del tipo flaco llena de cosas y se retiraron no sin antes avisarme de que a la próxima regresarían por mí. Cuando el tipo flaco llegó y se dio cuenta que alguien había entrado a su casa casi se pone a llorar conmigo, empezó a gritar que ojalá me hubieran llevado a mí y no a su amada laptop. Pronto comenzaría a hacer maletas con las cosas que le quedaban y en lo que parecía una celebración de despedida, uno de los amigos del tipo flaco, un imbécil que siempre me miraba con ojos de codicia le dijo que me ofrecía 800 pesos por mí. El tipo flaco le contestó que lo pensaría. Siempre les había dicho que el se lo había comprado al tipo regordete cuando yo sabía que no era cierto. Cuando ya estaban todas las bolsas y maletas en la puerta listo para mudarse, casi me pongo a llorar pensando si no me llevaría con él y que sería de mí si me dejaba ahí y los tipos desconocidos cumplían su amenaza y regresaban por mí. Pero esa noche después de algunas horas de espera, el tipo regordete se apareció, diciendo no sé que cosas acerca de que ya había conseguido quien le ayudara a pasar las cosas, pasaron las horas y la ayuda nunca llegó, así que finalmente salieron a buscar un taxi y en ese taxi echaron las bolsas y maletas, una bicicleta nueva que tampoco quisieron llevarse los tipos desconocidos y a mí me echaron en la cajuela abierta no sin antes amarrarme bien para que no me fuera a escapar. Viajamos lentamente por varios minutos hasta que por fin llegamos a una bonita colonia de condominios a donde me subieron al segundo piso a un departamento donde al parecer vive el tipo regordete. El tipo flaco terminó de meter sus cosas en un cuarto y a mí me metieron al cuarto del tipo regordete donde otra vez pude observar la playera del tipo flaco en su ventana. Ahora estoy aquí nuevamente en propiedad del regordete, desconectado, me usa nuevamente como buró y para guardar comida que no necesita refrigerarse, hay en este departamento un refrigerador de verdad, mucho más grande que yo el cual al parecer les sirve a los 3, porque también hay otro tipo que vive aquí. Al día siguiente sin más ceremonia, el tipo regordete le devolvió su playera al tipo flaco.... Ahora viven los dos juntos bajo el mismo techo, de lunes a viernes..........

domingo, 10 de marzo de 2013

Historia de un Frigobar ambulante 1

Esta es una historia como cualquier otra.... algo que podría pasarle a cualquiera en cualquier lugar, en cualquer momento.... No pedí a la vida otra cosa que ser feliz y disfrutarla... Quizá hubiera sido mejor si hubiera nacido perro, caballo o mujer, pero me tocó ser inanimado en apariencia pero como muchos objetos que existen, tengo vida, tengo sentimientos, soy útil al hombre y mi vida dura mientras él quiera, mientras no haya otro objeto que venga a sustituirme, y me tocó ser un pequeño frigobar, de marca whirpool, mis padres fueron unos hombres vestidos de oberol que me ensamblaron y me empacaron para después abandonarme y empacarme igual que a cientos de mis hermanos enviándome lejos de ellos para terminar con unos padres que buscaran adoptarme a cambio de pagar el precio de mi producción y un poco más para aquellos que me vendieran. Así fui a parar a una especie de cárcel donde había muchos objetos parecidos a mí, algunos con la mismas características que yo pero más grandes, algunos se iban pronto, algunos tardaban más en irse, y entre tanto ir y venir de objetos por fin me llegó mi turno, la persona que me compró usó su tarjeta de crédito, un hombre mayor, con canas y lentes gruesos, acompañado de su esposa, todo lo que hizo fue decir que quería llevarme consigo y se fué. No volvería a verlo hasta el otro día en que fui llevado hasta el tercer piso de un edificio en donde entraba y salía mucha gente, fui llevado al fondo del tercer piso en la oficina del señor que me compró, la mejor oficina del edificio, amplia y con un gran aspecto ejecutivo, la única repito de todo el edificio con este aspecto, me conectaron y entonces comencé a cumplir la misión para la cual nací, empecé a enfriar todo lo que mis nuevos dueños quisieran que enfriara y así enfríe por algunos días botellas de agua, botellas de vino, sidras, refrescos y de vez en cuando fabriqué algunos hielos, mi primer gran reto en sí con mis nuevos dueños fue la primera vez que llené mi charola de agua de descongelamiento y empecé a dar molestias a mis dueños encharcando de vez en cuando la oficina del señor ejecutivo, así que pronto quedaría en el olvido, y para enfriar cualquier bebida, mi dueño decidió que era más fácil ir por hielo a su fábrica que también estaba ahí en la parte de abajo de su edificio, entonces entendí que estaba dentro de una especie de fábrica de hielo y agua purificada y en cierta forma empecé a preguntarme para que me quedrían ahí pudiendo estar en una casa sirviendo a alguna familia que realmente me necesitara, pero las gentes con dinero siempre compran cosas que no necesitan... al descubrir mi dueño que mis servicios eran innecesarios, fui condenado a ser desconectado y guardado en un anaquel de su oficina. Ahí permanecí un buen tiempo en la oscuridad, no sé cuanto tiempo fue, dormí y dormí mucho más tiempo del que pasé en el lugar en el que me fabricaron y en el que me vendieron. Vendría a despertar mucho tiempo después cuando abrieron de par en par las puertas del lugar en donde estaba guardado, era otra vez mi anciano dueño acompañado por un tipo regordete y con lentes que tenía una amplia sonrisa de pendejo, el anciano hablaba entonces con el tipo acerca de que me prestaría con él por un tiempo en lo que se conseguía uno y le hizo firmar un papel de que así sería y entonces empezó mi verdadera odisea en la vida. El tipo regordete que al parecer nunca dejaba pasar oportunidades como esta empezó a sacarme con mucha dificultad de donde estaba, empezó a arrastrarme inclemente por el suelo haciendo que mis partes metálicas dejaran un rastro por donde me jalaba para dejar huella, y el tipo me jalaba una y otra vez hasta encontrar las escaleras y llevarme a la prisa que le permitían sus regordetes brazos y su patética fuerza, pronto vio el tipo que no sería tarea nada fácil el intentar bajarme de nuevo hasta la planta baja y la salida, así que en lo que intenté reponerme de tanto ajetreo, el tipo llegó con otro señor de cierta edad y entre los 2 lograron llevarme hasta abajo y subirme a una camioneta, donde me amarraron para que no huyera, me llevaron por fin hasta una pequeña habitación que al parecer constituía toda lo que vivienda se le podría llamar del tipo regordete, un cuarto sucio y muy polvoso, donde permanecí por mucho tiempo, ahí volví a ser conectado aunque muy de vez en cuando, enfriaba y enfriaba a veces solamente para guardar una caja de leche, un trozo de queso americano, una lata de cerveza y unas rebanadas de jamón que pronto comenzarían a pudrirse de tanto que el tipo regordete se olvidaba de mí. Pronto pasaría grandes temporadas desconectado y todas mis partes comenzaron a llenarse del polvo inclemente que nunca dejaba de entrar por la ventana y por la parte de abajo de la puerta. El tipo solo llegaba a dormir a veces, a veces llegaba acompañado y sus visitantes no dejaban de admirarme por ser aparentemente el único objeto de valor de la habitación, pronto aprendí que además de enfriar y congelar tenía otro uso para el cual el tipo me usó mas que otra cosa, y eso fue para ser una especie de buró o de mesa de centro. Sostuve muchas cosas entre papeles, libros, ropa, perfume, crema y cuanta cosa se le ocurría al tipo. Un par de veces el regordete se acordó de mí y me jaló hasta el baño para darme una buena limpieza que vaya que me hacía falta, y siempre fui también un objeto de codicia por parte de las personas que sabían que estaba ahí, pues en medio de la pequeña habitación me veían imponente y realmente parecía un objeto de mucho valor, no faltó quien le dijera al tipo regordete que le daban dinero por mí para llevarme a otras viviendas de por ahí cerca, no faltó quien me pidiera que le enfriara cosas que no eran del tipo regordete, pero como repito, muy rara vez me conectaban y me usaban. Finalmente, después de un buen tiempo de permanecer ahí llenándome de polvo y de recuerdos, el tipo regordete empezó a hacer algo que pensé que nunca haría, comenzó a recoger todas las toneladas de polvo y de basura que se habían acumulado en su pequeña habitación y comenzó realmente a ordenar todo lo que había, incluyendo por supuesto mi baño y presentí que muy pronto algo nuevo pasaría y pasó. De repente, todas las cosas con las que estaba acostumbrado a convivir, comenzaron a desaparecer, a irse de ahí dejándome casi solo en la pequeña habitación, todo desaparecía adentro de las maletas y bolsas del tipo regordete que iba y venía sin saber que sería de mí. Fue una tarde de sábado, lo recuerdo muy bien, el tipo regordete estaba como siempre regresando de su jornada de medio día de trabajo descansando un rato en la ya vacía cama cuando recibió una llamada, bajó a abrir y entonces entraron 3 tipos a la habitación, uno de los cuales, era un tipo delgado que había visto un par de veces, un tipo que se quedaba a dormir con el regordete y que siempre terminaban peleándose. Al final parecían ser buenos amigos, pero el tipo delgado siempre me admiró y en cierta forma siempre pensé que sus ojos me deseaban. La última vez que el tipo delgado se quedó a dormir dejó una playera la cual el regordete colgó en la ventana con un gancho como trofeo de guerra, al parecer algo había en esa relación que no era solamente amigos. Los otros tipos también eran delgados y bastante feos, como que nada que ver con el tipo delgado que estaba acostumbrado a ver. Los 3 tipos avanzaron hacia mí y me bajaron, ya entre 3 era muy fácilmente manejable, bajé las escaleras sin problemas y llegué hasta la cajuela de algún coche adonde me echaron y los 3 tipos subieron al carro. El tipo regordete estaba parado afuera con una cara de tristeza que era muy frecuente verle. El auto avanzó y de esta forma salí por fin de esta habitación en la que estuve por más de un año calculo, todavía alcancé a ver como el tipo regordete derramó una lágrima quizá por mí y sacó su celular tal vez para mandarle un mensaje a alguien y expresarle la tristeza que sentía, a pesar de todo, creo que aprendí a querer a mi padre adoptivo el tipo regordete a quien me preguntaba si volvería a ver y me preguntaba también a donde pensarían llevarme estos tipos..........


ESTA HISTORIA CONTINUARÁ...........

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